Santi Cló llega mañana a los cines

Un cambio sorprendente se ha perpetrado en Navidad.. Y se inicia ya en los cines.
El tradicional, rubio, nevado y nórdico personaje navideño de Santa Claus ha sufrido una transformación fílmica inesperada como quisqueyana: ahora nos llega procedente del barrio de Los Platanitos, un hondón de miseria, su tez es negra, su trabajo se desarrolla vendiendo pollos, es casado con Natalia , una mujer harta de esa pobreza y es objeto del amor de su hijastra, la frágil Emely, apoyado por su amigo Antonio y dispuesto a vivir una navidad que le llevará a vivir una aventura tan inesperada como trepidante.

Al llegar al final del año fílmico dominicano, Santi Cló llega con las condiciones y circunstancias como para lograr el respaldo masivo del público ante el planteamiento de esta comedia familiar, con tintes dramáticos y enfoque social.

Pinky Pintor se ha esmerado en liderar un equipo (el mismo que hizo Sanky Panky) que esta vez aprovecha y amplía la experiencia, logrando un manejo mucho más diestro del la cámara, una edición más atrevida, una música original que sustenta los momentos cruciales y una gracia penetrante resultado de textos inteligentes y una interpretación histriónica en la cual Manolo Ozuna comparte (casi resalta sobre) la este laridad del protagonista Aquiles Correa.

La cinta que se estrena esta semana en 53 cines del país, tiene fuerza equilibra su intensidad dramática con su ímpetu de humor, desarrollando momentos claves que emocionan y le trancan la garganta a quienes se reían a mandíbula batiente unos momentos antes.

Santi Cló tiene la condición de esas películas que pueden llegar lejos si el público se deja enganchar por su mensaje y su estructuración técnica y artística.

Se nota un trabajo de ensayos consistente que se expresa en el cuidado evidenciado en las actuaciones secundarias, generalmente manejadas al descuido por el afán de cuidar lo histriónico en las figuras fundamentales del filme.

El principal éxito de Santi Cló es el guión, un marco conceptual bien pensado, con ganchos y sorpresas, con un hijo conductual que permite sentir el sabor de una película buen lograda.